Según cumplimos años podemos presentar síntomas del deterioro cognitivo pero existen actuaciones que pueden hacer que el proceso se ralentice. Y entre ellas, si sufrimos pérdida auditiva, el empleo de audífonos nos puede ayudar a detener el proceso, o al menos que sea más lento el deterioro.

Son muchas las personas que no entienden por qué el empleo de audífonos o ayudas auditivas puede ser beneficioso en los casos de deterioro cognitivo y, a continuación, vamos a explicar las razones.

Audífonos son buenos contra el deterioro cognitivo

En primer lugar, aunque es evidente, debemos dejar claro que el empleo de audífonos es bueno para ralentizar el proceso de deterioro cognitivo para las personas que pierden audición. Es decir, si la persona afectada de deterioro cognitivo escucha en buenas condiciones no necesita emplear audífonos.

Las personas con pérdida auditiva que no emplean audífonos dejan de relacionarse porque se van sintiendo incómodos en sus relaciones familiares y sociales.  Este proceso es gradual por lo que es difícil determinarlo a simple vista. Esta es la razón por la que los profesionales de la audiología le recomendamos evaluarse la audición de un modo regular.

Si pierde audición y no ha buscado solución las relaciones se van complicando y nos recluye en nosotros mismos. Este proceso nos va encerrando en nosotros mismos evitando "trabajar" con nuestro cerebro y acelerando, por tanto, el proceso de deterioro cognitivo. Esta es la razón de que las personas con deterioro cognitivo que emplean audífonos ralentizan este proceso.

El cerebro necesita estimulación y la mayor parte de las relaciones se establecen mediante la escucha por lo que si no oímos en buenas condiciones no estimulamos efectivamente nuestro cerebro.

 Cuando la pérdida de audición no se trata, la capacidad de la persona para comprender y procesar la información disminuirá. Las actividades funcionales una vez asignadas a las partes auditivas del cerebro pueden reasignarse a nuevas tareas como el procesamiento visual. Las áreas corticales están interconectadas; por lo tanto, el alcance de los cambios estructurales en el cerebro va más allá de la corteza auditiva (Ewall, et al., 2021).